Carmen y sus hermanas

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Carmen y sus hermanas | CC Julio Albarrán

A veces uno se siente como cuando Mickey (Woody Allen) se da cuenta de que «resulta que no hay nada en este mundo por lo que merezca la pena vivir: tú te vas a morir, yo me voy a morir, la gente se va a morir». Y es que los viernes hay Consejo de Ministros.

• Si decides escapar al hastío a través del humor y pasar un rato divertido mientras te preguntas por el sentido de la vida, pasa a ’Hannah y sus hermanas’.
• Si crees que nuestras madres nos enseñaron que la vida es un campo de batalla y que la batalla es hacer la vida posible, pasa a Carmen y sus hermanas .

Primera parte: Carmen

Copylove ha añadido una hache a «amor» (o sea, «hamor») para alejarnos de la idea de amor como chantaje. Con esta comparación se define el amor en ’Réponse de femmes’ (1975), un corto documental de Agnès Varda en donde aparecen mujeres que a mí me recuerdan a Carmen, cuya forma de vida retrata Raquel Campuzano en su opera prima ’Llegando a todo’.

«No importa, pero en el fondo... es bueno; no importa, pero en el fondo... me quiere», recuerda Carmen de sus años de mujer casada. Se culpa a sí misma porque dice que a través del auto-engaño, la pérdida de autoestima, personalidad y aptitudes, sin darse cuenta, se iba resignando. La disculpa el amor como chantaje.

¿Qué ocurre cuando las mujeres pasan de un espacio de reproducción no representado ni reconocido socialmente a un espacio de producción masculinizado? «Normalmente me resulta difícil definirme en un mundo de hombres», dice una joven en ’Réponse de femmes’. Tras su divorcio, «ya puedo hacer lo que me da la gana sin dar cuenta a nadie, pero no sabía lo que me apetecía hacer», dice Carmen en ’Llegando a todo’.

Segunda parte: Las hermanas

A finales del mes de agosto de 1970, nueve mujeres dejaron flores bajo el Arco del Triunfo de París, donde se encuentra la Tumba del Soldado Desconocido, un soldado no identificado fallecido durante la Primera Guerra Mundial; un símbolo que representa a todos los caídos en la contienda. Pero las flores no recordaban al soldado sino a alguien aún más desconocido: su mujer.

Con esta anécdota -precisamente entre el humor y la batalla- surge el Movimiento de Liberación de las Mujeres (MLF) en una Francia postsesentayochista que inspiró a las Southall Black Sisters, una organización feminista de Londres pionera en la defensa de los derechos de una minoría por partida doble: las mujeres negras. Son las hermanas que retrata Petra Bauer en la cinta ’Sisters!’.

¿Cómo son hoy esas mujeres que en 1970 dejaban aquellas flores? ¿Qué cosas tienen en común con las que aparecen en el documental de Varda de 1975? ’Sisters!’ relata una semana en el interior de las vidas de esta organización en donde se comprueba su forma de trabajar con la comunidad mientras se discute de feminismo, ética y estética en nuestros días. Estas mujeres debaten sobre los recortes sociales del conocido como Estado de Bienestar, sobre la condición migrante, sobre la dominación masculina, sobre las conexiones entre el racismo y la violencia de género, sobre los modos de lucha y no sumisión, sobre la búsqueda de códigos comunes, de códigos humanos.

Epílogo

Raquel Campuzano define a Carmen -y a muchas otras mujeres que conoce- como «heroínas de lo imposible». Como aquellas mujeres de los setenta, como las Southall Black Sisters, Carmen encontró a sus hermanas en la asociación ’Nuevas ilusiones’, donde ayuda a otras mujeres en talleres de escritura creativa, entre otras actividades. Heroínas locales, heroínas de lo imposible, heroínas de lo invisible.

Al principio de ’Sisters!’ asistimos a un taller de clases de inglés para un grupo de mujeres -migrantas negras- que opta a la ciudadanía británica. Me pareció ver a Carmen en aquella escena, advirtiendo a sus hermanas negras de la importancia de tener una voz con la que hablar alto y claro para ser tenidas en cuenta, para dejar de ser invisibles. No sé, me pareció ver a Carmen y a sus hermanas en la pantalla, pero también entre el público. Luego, y de esto estoy seguro, vi a Carmen y a Raquel emocionadas. Y yo también me emocioné. Y ahora, recordándolo, ya no me siento como Mickey.

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