13.04.2012 por
(cc) Julio Albarrán
El espacio para los afectos. El lenguaje que nos falta para hablar de lo que no se ve, de lo que no se habla y el tiempo que hace falta para que los afectos se conviertan en amor. Espacio/tiempo/lenguaje. Coordenadas: segunda sesión abierta de las Residencias Copylove. Marta Malo y Debora Ávila, de Ferrocarril Clandestino, una comunidad de apoyo entre migrantes y autóctonas, experiencia de investigación militante, volvían a visitarnos. Ya lo hicieron en Marzo, en la segunda fase del proceso, en una sesión muy potente donde hackearon amorosamente la ontología que habíamos montado en la primera fase para dejarnos (entre otras cosas importantes) una polémica H delante de la palabra Amor, uno de los conceptos nucleares de la ontología. Debo y Marta venían ahora a seguir desplegando con nosotras el menú de los afectos y desentrañar así una de las principales líneas de sentido que atraviesa la ontología: Hamor activa afectos para generar cuidadanía. Venga, va, empecemos por esa H.
Para re-conocernos de nuevo o por primera vez seguimos palpando procomunes invisibles, esas prácticas que se ponen y ponemos en juego para sostener nuestra comunidad. Los procomunes como lugares recónditos que crean suelos habitables para las comunidades, como acciones que nos sujetan con fragilidad de loctite, casi sin saberlo. Gente de colectivos como La Panadería, Tabacanal, Periódico Diagonal, La Destilería, Colabora-Bora, Wiki-historias, Comisión Economía Feminista 15M Sol, Patio Maravillas, FabLab Sevilla, Helvéticas, ZZZINC, ZEMOS98, Taraceas, fueron visibilizando aspectos vitales en su transcurrir cotidiano como el humor, amistad, solidaridad de gente externa que apoya los proyectos, lo informal como espacio de decisión, escucha activa, atención, sentimiento de pertenecia, espacios de confort, recetas, deseos, el hackear prácticas establecidas, el informalismo formalizado, entre otras.
Casi todas, actitudes y acciones que atraviesan nuestros proyectos haciéndolos viables tanto en sus tramos cotidianos como en su largo alcance. Y todos esos procomunes se escriben con h. La letra muda. Ah, como veremos más adelante, la H de hamor también es la H de humor.
Porque la Autoridad de la ontología podía también interpretarse como elemento coercitivo que carga el Amor con todo el peso de su discurso hegemónico. (Las residentes habíamos colocado en su día el concepto con un sentido afirmativo. No desde el sentido autoritario sino en el sentido de voces autorizadas que generan confianza y normas dentro de una comunidad). Pero la suma de autoridad+(h)amor propició el cuestionamiento por parte de Debo y Marta de cuatro elementos muy presentes en el discurso del Amor romántico. Este imaginario puede desplegar sus tentáculos hasta colarse y enraizar también en las comunidades. A través de cuatro canciones tope amor-amor, reconocimos cuatro de estos peligros. Con Amarga Navidad de Chavela Vargas, desenmascaramos la posesión, el control: “el grupo me pertenece y yo pertenezco al grupo”; con La mataré de Loquillo, aislamos la idea de fusión o identidad plena con el otro y con el grupo, “el grupo debe morir conmigo”, con (sí, atención), Falete y su El amar y el querer , enfocamos el prejucio del compromiso trascendente. Y por último, con Camela, Tú te has burlado de mí , se puso en juego la idea del reproche y del amor entendido como continuo balance de cuentas. Entre risas, deconstruimos parte de ese amor romántico que nos atraviesan culturalmente a todas. Y en el otro extremo hay otro fantasma que se cierne sobre el amor sin hache, el del amor jipi, el amor a todo y porque sí, es decir, naturalizado. Alerta 2. Los afectos no son naturales ni espontáneos, se construyen, hay responsabilidades y errores que compartir y visibilizar en su construcción. Y no pasa nada. O pasa de todo. La pregunta-patata caliente se formulaba entonces como conclusión. “Entonces, ¿qué tipo de amor activaría los afectos?”. Y vuelve la H muda.
Hubo un momento para las lecturas, las citas: viene en nuestra ayuda el libro Micropolítica de grupos del que extraemos la comprobación empírica de que la comunidad (como sus afectos) son artificios que construimos y que contienen reglas. Las reglas implican a veces también realidades difusas cómo quień tiene poder, quien tiene voz. Y por eso necesitamos un lenguaje, un espacio y un tiempo para explicitar estas reglas: las comunidades y sus afectos pueden investigarse y politizarse. Vinieron aquí a ilustrarnos con su voz señores tan dispares como Coetzee y Capussotto. Intervención de este último, estelar e imperdible, como Bombita Rodríguez en Armas para el pueblo . El humor y la filosofía es puro copylove: más risas acerca del Hamor. Seguimos.
Las citas llenaron el muro de la sala, Nietzsche, Spinoza o Deleuze y sus Invitaciones a romper la moralidad, a detectar las pasiones tristes y alegres que nos mueven o nos inmovilizan. La herramientas del contagio (alternativa metodológica a la fusión romantica) aparece como método para dejarnos atravesar y habitar por el otro. Derrida se acerca con la idea del encuentro secreto, en el que las partes de un grupo hacen esfuerzos continuo para transmitir su idea al otro, aún a sabiendas de que lo que queremos hacer llegar nunca lo hará al cien por cien. Y otra idea interesante: desarrollar en los grupos una cultura de los antecedentes visibiliza un afuera. No estamos solas, esta no es la primera vez, no nos tenemos que reinventar completamente, podemos compartir procesos e ideas. Los antecedentes nos ayudan a visibilizar lo micro frente a la tendencia de la cultura hegemónica que pone el acento en la macropolítica. Oh, vale, de acuerdo, ahora sí podemos empezar a hablar.
Partiendo de la hipótesis de que necesitamos un lenguaje para pensar las prácticas colectivas, pasamos a la parte práctica de la sesión. Nos dividimos en grupos para poner en común varias situaciones que acontecen o han acontecido, desde la crisis o desde la efervescencia de los colectivos. Compartimos historias. Elegimos una de cada grupo, nos ponemos la bata de forenses y diseccionamos la historia. Comienza el streap-love sobre la situación elegida, pretexto para investigar cuáles han sido los obstáculos, debilidades y fuerzas: “¿Vimos venir la crisis? ¿Teníamos antecedentes sobre la situación? ¿Existía la posibilidad de un afuera? ¿Qué tipo de saberes pusimos en juego para resolver la crisis? ¿Se resolvió? ¿Estaba la vida material en juego en este proyecto? ¿Quién es el dueño del proyecto? ¿Cómo se relaciona el grupo motor con el resto de la comunidad sustentadora? ¿Hay liderazgos implícitos o explícitos? ¿Teníamos señales para detectar señales que presagiaran la crisis? ¿Nos dimos el tiempo y espacio para poner sobre el tapete lo invisible?¿Se socializaron las decisiones?¿Alguien puso la moral de por medio? ¿En qué medida hay desigualdades de base entre los miembros de la comunidad? ¿Las asimetrías están consensuadas? ¿Qué trabajo implican dichas asimetrías?”. Después de este tercer grado, dos personas de cada grupo hicieron una devolución a las personas que se habían prestado a compartir su historia. Y nuestro momento flow grupal culmina cuando compartimos los relatos con el resto. Pues sí. Se puede trabajar lo explícito para que no sea tan duro. Uf. Alivio colectivo.
Quizá ahora, después de esta sesión, con todo lo pensado, escuchado, compartido y digerido, podamos tener “esa reunión que nunca tuvimos”. Ahora sabemos el miedo que da entrar en el terreno escurridizo de los afectos. Y que no da igual cómo entremos en ellos. Espacio/tiempo/lenguaje. Va. ¿Cuándo quedamos? Ahora. Con H de Hafectos, Hackeo, Habitar, Humor... Diga lo que diga la RAE, Hamor se escribe con Hache.
477 - Débora 16/04/2012 - 19.36
¡¡¡Qué crónica tan preciosa habéis hecho!! Mil gracias...me he emocionado al leerla :-)