Poniendo en juego Copylove

11.04.2012 por Sofía Coca

(cc) Julio Albarrán

El 11 de abril fue, probablemente, una fecha significativa para muchas personas por motivos diferentes. Para nosotras (un nosotras que viene construyéndose desde febrero con distintas y variables intensidades a través de las Residencias Copylove) era el día en que abríamos las entrañas del trabajo realizado. Sin embargo, no pretendíamos destaparnos la piel dando la bienvenida con un cartel que dijera “pasen y vean, esto es lo que hemos hecho, esto es el Copylove”, sino que nuestro deseo era posibilitar un espacio en el que, si bien pudieramos compartir el proceso, también fuera una ocasión para que otras personas -sin haber pasado por las residencias anteriores- transitaran por este concepto, lo hicieran suyo, lo habitaran.

El pasado miércoles 11 de abril daba comienzo, por tanto, la última fase de las Residencias Copylove, pero antes de centrarnos en lo que ocurrió ese día, demos una vuelta por el espacio donde tuvo lugar este encuentro.

Antecedentes: un recorrido por el espacio

Desde que pusiéramos en marcha la primera residencia, teníamos claro que parte del trabajo colectivo que debíamos hacer era pensar cómo íbamos a contar esto una vez llegado el festival. Por eso, tanto en febrero como marzo, llevamos a cabo un par de ejercicios con los que pudimos imaginar un escenario en el que esto fuera posible. Comenzamos con una lluvia de ideas de deseos y continuamos proponiendo un marco para la programación de lo que ha terminado siendo esta residencia de abril. Aunque parezca no tener relación, muchas de las cosas que han acabado siendo relevantes en esta última fase tienen sus antecedentes en estas sesiones. De esas conversaciones iniciales extrajimos algunos de los valores o ideas fundamentales que luego se trasladaron al espacio en forma de contenido:

  • El espacio como un lugar que facilite tanto la memoria de lo ocurrido como un nuevo lugar en blanco que colectivizar. De esta manera surgen dos murales que, frente a frente, representan una y otra cosa. Por un lado, un diagrama con las metodologías de febrero y marzo, un espacio en el que recorrer de forma autónoma lo más significativo del trabajo realizado, los aprendizajes extraídos y los materiales generados. Por otro, una pared en la que poder ir situando todos los conocimientos que irán emergiendo a lo largo de esta nueva residencia, para que, citando a Txelu, generemos un documento vivo a tiempo a real que no se pierda y puede ser revisitado durante estos cuatro días.


  • El espacio como convivencia entre las personas que han participado en las residencias anteriores y aquellas que se incorporan por primera vez. Así surge la figura de “las abrazantas”, facilitadoras del espacio, mediadoras que tratarán de “abrazar” y acomodar (no sólo en el espacio, sino también en el discurso) a las personas que se integran en esta última fase. Esto llevado a la práctica lo hemos considerado una forma de remezcla, en esta ocasión, de nuestros cuerpos y experiencias.
  • El espacio como una excusa para pasar del conocimiento abstracto (lo expresado en la ontología) al conocimiento situado, experiencial. Pensamos que si lo que queríamos era que la gente transitara por los conceptos de la ontología lo mejor era ponerla en el suelo. Y lo hicimos a lo grande. Casi toda la residencia de marzo estuvo orientada a generar constelaciones. Esto no era otra cosa que tomar algunas de las frases que emergían de este mapa de conceptos y transformarlas en relatos sobre experiencias propias o conocidas que dieran cuerpo a lo sugerido en el mapa. Como veremos más adelante, esta será el punto de partida principal para esta primera toma de contacto.

  • El espacio como una habitación en la sentarnos a escuchar las historias que nos unen. Siguiendo lo que hemos comentado más arriba, si la ontología es la excusa para que esos relatos emerjan, necesitamos una habitación que los recoja. Así surge El Locutorio del Copylove, una cabina abierta diseñada y producida por fab lab Sevilla que, a modo de videomatón, recopila distintos relatos de las personas asistentes a la residencia. Al entrar en el locutorio, una voz en off nos explica cómo desentrañar las líneas de sentido de la ontología, para que, cogiendo frases al azar, tengamos la oportunidad de contar desde una experiencia con una comunidad de vecinos a compartir las tensiones que surgen dentro de un colectivo cuando los egos ocupan demasiado espacio, por ejemplo. El sentido de todo esto es recoger estas vivencias en vídeo y utilizarlo para explicar el Copylove una vez terminadas las residencias.

Tras este recorrido, continuamos con el itinerario que habíamos empezado dos meses antes. Si la residencia de febrero sirvió para conocernos mejor y esbozar la ontología del Copylove y la de marzo para constatar que algunas de nuestras experiencias se relacionaban directamente con lo expresado en las líneas de sentido descritas en la ontología, el reto que teníamos en abril era demostrar que estas líneas eran sugerentes y establecían nociones comunes entre las distintas personas asistentes a la residencia. Para ello, la ontología seguiría siendo el punto de partida desde el que seguir reflexionando. Sin embargo, antes necesitábamos dedicar más tiempo a los preliminares.

Qué es el Copylove

Copylove es un espacio en el que reflexionar sobre el lugar que ocupan los afectos, las emociones, el procomún y el amor (con h) dentro de las comunidades. Esta investigación es una experimentación que se acciona desde las prácticas y las vidas de una serie de agentes que se han reunido en torno a la convocatoria de las Residencias Copylove y del Festival ZEMOS98. El desafío: poner en común problemáticas y formas de hacer que, en definitiva, nos ayuden a poner la vida en el centro. Como médula espinal el procumún, desde una dimensión práctica y discursiva diferente, lejos de ciertos determinismos legales. Para que exista una comunidad capaz de activar un procomún, ésta necesita ser sostenible a través de un trabajo de cuidados, de una construcción subjetiva a través de los afectos.

Al hacer evidente esta relación entre el procumún y el amor en las comunidades, lo que hemos hecho es visibilizar ciertas prácticas que son fundamentales para el sostenimiento de los grupos y que, al estar naturalizadas, permanecen ocultas o invisibilizadas.

Las Residencias han sido el espacio/tiempo en el que nos hemos dado la oportunidad de reflexionar todo esto ayudados por metodologías basadas en el juego, el conocimiento situado y la inteligencia colectiva.

¿Por qué la ontología?

Dedicamos parte de la mañana a explicar qué es y por qué hemos utilizado una ontología (si bien algunas amigas de Diagonal nos sugerían, fervientemente, cambiarle el nombre por “mapa del copylove” ;P). Rubén explicó que una ontologia no es otra cosa que una manera de ordenar la información, y aunque nos habíamos inspirado en otras más complejas como la del software libre, la del Copylove era un ejercicio más libre, menos matemático y dispuesto en todo momento a ser cuestionado. La ontología del Copylove es, por tanto, el tablero de juego que nos permite pasar de lo abstracto a lo concreto para hablar de lo que realmente nos interesa: prácticas específicas de gestión comunitaria y las relaciones afectivas en dichas comunidades. Lo importante a partir de ahora será ponerla en tensión con nuestras experiencias comunitarias concretas para seguir, entre todas, dando cuerpo y significado al Copylove.

En este punto de la mañana se produjo un debate interesante. Desde preguntas sobre el significado de algunas de las frases, a cuestionar el haber elegido una metáfora informática para explicar la “vida”, o la dificultad de involucrarse con el esquema sin haber estado en el proceso previo. Lo que tratamos de trasladar es que la ontología es un espacio en el que revolcarnos con los conceptos que aparecen, no es una ley, como bien explicaba Txelu, sino un pretexto, una provocación, un boceto de nociones que al poner en contraste pide ser redibujado, tachado o hackeado.

Según avanzaba la jornada comprobamos como el rechazo inicial hacia la ontología se fue diluyendo una vez comenzamos a jugar con ella.

El juego como constelación

Lo que teníamos preparado para esta mañana eran tres formatos/ejercicios desde los que generar relatos o constelaciones del Copylove. Para ello, dividimos el espacio en tres rincones en los que trabajar por grupos. La dinámica era bien fácil, formando parejas o tríos, se elegían tres frases al azar de la ontología y cada una de ellas servía como punto de partida para realizar los ejercicios. Había que pasar por cada uno de los rincones, hac¡endo finalmente una socialización colectiva con lo trabajado en cada uno de ellos:

  • Muñeco Vudú

Una mesa colmada de objetos aparentemente absurdos nos abre una puerta de posibilidades para representar las múltiples imágenes que nos ofrece la ontología. Como todo el mundo sabe, un muñeco vudú es un pequeño fetiche al que se le clavan agujas con el fin de conseguir algo. Nuestro planteamiento carece del aspecto supersticioso, pero comparte con el original la amalgama de elementos que terminan formando un cuerpo "extraño". Como factor común, los grupos solían aprovechar este ejercicio para hablar del Leviatán, en las muchas de sus formas: “el leviatán desdibuja afectos que crean cuidadanía”, “el leviatán burocratiza las reglas de juego” o “el leviatán impide código común que mueve la acción”.

  • Cómics

A partir de varias plantillas en blanco, proponíamos contar historias breves que desentrañaran la complejidad de la ontología. Partiendo, por ejemplo, de "el código común mueve a acciones que hacen sostenible la vida”, se nos contaba la historia de un C.S.O.A donde la importancia de compartir un código común hace posible el desarrollo de la vida, respentando la singularidad de quienes lo habitan. Al mismo tiempo, quienes no comparten dicho código tienden a criminalizar esas formas de existencia.

  • Esculturas humanas

Usar nuestros cuerpos para encarnar ideas complejas, con la representación de estas esculturas humanas podemos hablar de conceptos complejos sin acudir a la palabra, sino creando imágenes sobre ellos. De esta manera, la frase “las comunidades están formadas por relaciones entre lo personal, lo comunitario y lo común” nos traslada a una escena en la que dos cuerpos se sostienen en equilibrio, como una cuerda elástica que hay que manejar para que no se rompa o no quede flácida.

Estos rincones fueron tres excusas para accionar el conocimiento que tenemos interiorizado sobre los afectos, las comunidades, el procomún, los peligros que sobrevuelan a los grupos, etc. Así mismo, una manera de relacionarnos con la ontología al tiempo que la confianza del grupo va creciendo.

A continuación

Este era el punto de partida que ofrecíamos, un acompañamiento entre el grupo motor y las nuevas incorporaciones, para romper el hielo, para masticar el Copylove. Los próximos días nos adentraremos en tres de los conceptos que hemos creído nos podían ofrecer más juego a lo hora de seguir reflexionando sobre las dinámicas dentro de los grupos:

Puedes ver el la grabación de la sesión.

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